Según la Organización de Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura (FAO), alrededor de 783 millones de personas sufrieron hambre durante el año 2022. Sin embargo, la misma organización advierte que aproximadamente un tercio de todos los alimentos producidos a nivel mundial destinados al consumo humano se pierden o desperdician.
Estas pérdidas alimentarias tienen un impacto directo sobre la sostenibilidad de los sistemas alimenticios y repercuten negativamente en la economía, la seguridad alimentaria, la nutrición y el medio ambiente. Además, la eliminación de los alimentos derrochados en los vertederos de basura genera emisión de gases de efecto invernadero, que contribuyen al cambio climático.
Con el objetivo de llamar a la acción tanto de las entidades públicas como privadas para adoptar medidas destinadas a reducir las pérdidas y el desperdicio alimentario, la FAO estableció el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Despilfarro alimentario, el cual se conmemora cada 29 de septiembre desde el año 2020.
¿CUÁL ES LA DIFERENCIA ENTRE PÉRDIDA DE ALIMENTOS O DESPERDICIO ALIMENTARIO?
Cuando hablamos de pérdida de alimentos nos estamos refiriendo a la cantidad de alimentos que se pierden desde su cosecha hasta que se distribuyen en los establecimientos de venta al por menor (comercios minoristas).
Por otra parte, el desperdicio alimentario hace referencia a la cantidad de alimentos que se descartan o desperdician tanto en el sector minorista como por parte de los consumidores.
TIPOS DE PÉRDIDA DE ALIMENTOS
La pérdida de alimentos puede ser de dos tipos:
- Cualitativa: viene determinada por el rechazo de los alimentos que presentan mal aspecto (presencia de manchas, pérdida de brillo, presencia de magulladuras, …) o que presentan cambios en sus propiedades nutricionales o en su composición (deshidratación, marchitamiento, pérdida de peso…).
- Cuantitativa: viene marcada por la pérdida de peso o volumen físico de los cultivos debido a vertidos tóxicos, plagas de insectos, acción de los animales roedores o por cambios bruscos de temperatura, humedad relativa…
Tanto las pérdidas cualitativas como las cuantitativas tienen un impacto negativo sobre la economía de la zona afectada.
¿CUÁLES SON LAS CAUSAS QUE PROVOCAN LA PÉRDIDA DE LOS ALIMENTOS?
Las causas que provocan la pérdida y desperdicio alimentario son diversas y pueden aparecer a lo largo de las diferentes etapas de la cadena de suministro de los alimentos. En la siguiente tabla podemos ver cuáles son las causas más comunes:
Como resultado, los alimentos pueden experimentar diversas alteraciones, que pueden provocar la pérdida de alimento.
TIPOS DE ALTERACIONES EN LOS ALIMENTOS
Las alteraciones de los alimentos pueden ser:
Alteraciones físicas: se deben principalmente a la acción de los factores ambientales (grado de humedad, actividad del agua (Aw), la temperatura y el tiempo) sobre los alimentos. Ej.: solidificación de la miel o el aceite por bajas temperaturas, desecación de la carne debido a un incremento de la temperatura o contacto con el aire, pérdida de vitaminas en zumos por su exposición a la luz, sobremaduración de los cultivos…
Alteraciones químicas: cambios o modificaciones en la composición de los alimentos como resultado de las reacciones químicas producidas entre los componentes de los alimentos y factores ambientales como la luz, oxígeno o pH. Ej: formación de gases, enranciamiento de grasas por oxidación (contacto con el oxígeno), acidificación.
Alteraciones biológicas: se dan principalmente por microorganismos (hongos, levaduras y bacterias), insectos u organismos roedores. Los daños provocados por estos organismos se manifiestan como una degradación del producto, descomposición y/o indicios de alteración debido a su consumo.
Daños mecánicos: causados por las fuerzas físicas. La sintomatología son las magulladuras, las abrasiones, la rotura o las fisuras.
CONSEJOS PARA REDUCIR EL DESPILFARRO ALIMENTARIO
Adoptar una dieta más saludable y sostenible.
Planificar las comidas con antelación para evitar comprar productos innecesarios que se acaban tirando a la basura.
No desechar la fruta y verdura que, visualmente, no sea perfecta.
Almacenar los alimentos de forma correcta:
- Durante el almacenamiento y el uso de los productos se empleará el método de rotación de stock, según el orden de entrada, de forma que el más antiguo se consume antes
- Los envases, una vez abiertos (paquetes de pasta o arroz, sacos de harina…) se conservarán debidamente tapados (idealmente introducido en un recipiente de uso alimenticio con cierre hermético) evitando la entrada de insectos.
- Etiquetar todos los productos elaborados, indicando nombre y fecha de elaboración o caducidad del producto.
Leer correctamente el etiquetado de los alimentos. La etiqueta de los productos proporciona información sobre la vida útil del alimento y las condiciones de conservación.
Servir pequeñas raciones de comida. Es mejor repetir que echar el exceso de comida a la basura.
Guardar las sobras de la comida como ingrediente de otro plato o conservar en frío para otro momento.
Seleccionar los distintos tipos de residuos. Los residuos orgánicos pueden aprovecharse para elaborar compost y aportar nutrientes al suelo, reduciendo la huella de carbono.
Comprar productos de proximidad para reducir las emisiones de dióxido de carbono y favorecer la economía local.
Evitar el consumo abusivo de peces sometidos a una sobreexplotación (atún, bacalao…).
Reducir el consumo de agua evitando la pérdida de alimentos.
Mantener los suelos y el agua limpia. Gracias a la recogida selectiva de los residuos podemos evitar que los residuos más tóxicos lleguen al suelo y al agua de riego, evitando que los alimentos se contaminan y tengan que eliminar.
Aumentar el consumo de verduras y legumbres y disminuir el consumo de carne (requieren más recursos hídricos).
Dar los alimentos que no vamos a utilizar para evitar que acaben en la basura. La donación se puede realizar a asociaciones o bancos de alimentos, a familiares, amigos, … y siempre respetando las normas de seguridad alimentaria.
Fuente: Organización de Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura (FAO)
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